El mes de mayo no solo no ha dejado atrás las tensiones de meses previos, sino que ha subido el tono en algunos factores de riesgo, principalmente los tipos de interés. Los datos de inflación, tanto de consumo (especialmente servicios) como industriales, han vuelto a poner de manifiesto la persistencia del incremento de los precios. Este análisis fue alentando un discurso en pro de un endurecimiento mayor de las políticas monetarias de forma que el BCE no tuvo más remedio que ceder y virar hacia lo que es inevitable: dejar atrás la ultra laxa políticas monetarias y dar paso a una fase de subidas en el precio del dinero, así como de retirada de estímulos a la deuda. Esto pesó en las bolsas y la renta variable reflejó este hecho con un mes de tono muy irregular y de malas sensaciones.
En medio de este discurso ni el conflicto en Ucrania ni las dudas sobre el crecimiento abandonaron a los inversores lo cual generó igualmente un discurso negativo hacia los activos de riesgo. Un elemento que identificamos como un claro indicador de riesgo es el aumento de las tires de la deuda pública, esencialmente la española y la italiana, ampliando diferenciales en un claro síntoma de que las curvas se van a mantener en todos los frentes. Las commodities empezaron a dar síntomas de cierto agotamiento pues los elevados precios del crudo, que impulsaron de nuevo los precios de la electricidad y las gasolinas, empiezan a vislumbrar elementos contrarios a esta subida como son impacto en la demanda e incluso destrucción de la misma como vía para frenar la escalada.
Detacamos este mes el comportamiento de Metavalor con una rentabilidad del 3,7% que le sitúa en positivo en 2022. Metavalor Internacional, en positivo en mayo, mantiene un diferencial por encima del 14% frente al MSCI World TR, su índice de referencia.
Metavalor tiene rentabilidad anualizada superior al 10% a 10 años. Y podemos destacar también la rentabilidad anualizada a 3 años de Meta América USA del 11,5% en su clase I.