Septiembre nos ha devuelto a la realidad que desde hace meses domina el sentimiento inversor tras un verano en el que gran parte del mercado apostaba por un pico de inflación que diese paso a una relajación en la política monetaria. El endurecimiento del mensaje de los bancos centrales es un hecho y con ello las apuestas de mayores subidas de tipos. El problema ya no es dominar la inflación mediante mayores tipos, sino que los mismos están conduciendo a las economías más presionadas a una fase de incertidumbre considerable en materia de crecimiento. La volatilidad ha estado presente durante la mayor parte del mes y no solo en la renta variable. La renta fija ha experimentado un fuerte repunte en las tires, esencialmente las de las economías más sensibles de la zona euro, que ha tenido impacto importante en las decisiones de los inversores. Una prueba de ello ha sido la ida y vuelta que ha vivido la deuda pública británica (los GILTs), con cambios no vistos en 25 años. Por si fuera poco, el rally que vive el dólar en su cambio con las hard currencies ha provocado igualmente riesgos añadidos que, en conjunto, han reducido de forma importante la visibilidad.
Nuestro posicionamiento en ese contexto ha sido cauto. Sabiendo el peso en energía y materiales domina nuestra cartera, lo que hemos analizado es en qué medida todo ese escenario macro y los esfuerzos políticos para jugar bazas electorales pueden cambiar nuestra visión. La respuesta es que en nada. Seguimos viendo un cambio estructural que va más allá de los precios, que está rebalanceado a la oferta y que va a ser duradero, por lo que afirmamos que no solo se limita a la cotización de las materias primas sino a la enorme capacidad de caja que tienen nuestras posiciones gracias a la disciplina de capex, el bajo uso de deuda y la producción prevista, factores que conducen a estar invertidos en valoraciones muy bajas (PER < 6x) con muy alta rentabilidad (FCF yield > 10%).
Fichas mensuales septiembre 2022